Chefs, personas incomprendidas.
¿Qué hay detrás de la vida de los chefs?
Para comenzar, lo que puedo decir es lo que no hay. …y lo que precisamente no hay, es cordura.
Los chefs vivimos bajo una presión constante, permanente y claramente hablo de nuestra profesión. Existe una obsesión por la perfección, creación y complacencia que nos persigue de por vida. Tenemos esa imperiosa necesidad de agradar a todos los paladares y cada uno de ellos con sus infinitas combinaciones sensoriales y gustos tan particulares .
Si lográs entender como funciona un ordenador electrónico con una capacidad inmensa de almacenamiento de información y manejarla automáticamente mediante operaciones matemáticas y lógicas controladas por programas específicos, podrás entender que las variantes son infinitas.
Imagínate entonces lo que hay dentro de la cabeza de un chef: posibilidades infinitas de creaciones , sabores, texturas, combinaciones al servicio de sus técnicas y emociones.
Para ser más específicos, la biblia de un chef es su mente, sus experiencias sensoriales, recuerdos y emociones a flor de piel con la necesidad constante de transmitirlas a través de sus creaciones que se convierten en un sello muy particular .
Entonces, como mencioné antes, todo esto aplicado a innumerables comensales que también tienen y viven sus emociones gastronómicas al límite, esto se convierte en una ecuación interminable de conjugaciones y probabilidades en las que no todas llegarán a ser exitosas siempre.
Este último punto específicamente nunca será una opción para nosotros, no nos lo permitimos ni lo haremos nunca. Aprendemos de estas adversidades, las procesamos y al final encontramos una variante mas a la hora de elaborar un nuevo sentido del placer.
Sin que parezca poco lo ya mencionado, incorporemos los fuegos, nuestra pasión y los fríos, nuestras sutilezas.
Los fuegos son nuestra pasión. El fuego es como el sexo: existen distintas intensidades, cálidas que abrazan o salvajes que consumen. Manejar el fuego en tiempos reales para lograr la perfección es un arte que debemos vivir cada día en cada plato que hacemos. Por ello, es imperativo que el comensal entienda que él o ella debe estar a disposición de esa experiencia. Los tiempos en cocina son sagrados, no debe haber margen de error porque todo esta planificado a la perfección.
Al final, tratar de entender a un chef, no será una tarea simple pero lo que sí debemos estar de acuerdo es que ambos queremos sentir ese placer a la hora de vivir una experiencia gastronómica que quede grabada en nuestra memoria, en nuestra retina y que perdure en nuestra alma.
Así que si llegás a conocer en tu vidas a algún chef no tratés de entenderlo, solo disfrútalo porque sus vida son una linda locura que no siempre es comprendida.
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